Historia del esquí

 

El esquí es una práctica muy antigua, datada aproximadamente en el año 2500 a.C. En la isla de Rodody, Noruega, unos paleontólogos descubrieron un grabado de piedra en el que aparece la figura de un cazador con una especie de esquís.

Más tarde se descubrieron manuscritos chinos que hacen mención de los caballos de madera (antepasados de los esquís), los cuáles eran utilizados por los pueblos nórdicos como medio de transporte y medían entre uno y cuatro metros.

Pero los antepasados de lo que hoy conocemos como esquís nacen en el año 1850, cuando el noruego Sondre Norheín comienza a deslizarse con un esquí de 3 metros de largo creando la técnica del Telemark, una forma de SKI en la que hay que flexionar una rodilla para girar. En estos momentos es cuando el SKI deja de ser solamente un medio de transporte y se convierte en un deporte.

Hacia finales del siglo XIX el material utilizado para esquiar comienza a mejorar gracias a un noruego, el cual se había fascinado con la lectura de un relato en donde se hablaba de un viaje por las tierras de Groenlandia. Este interés provocó que se fabricara su propio material, reduciendo los esquís a 2 metros e introdujo el uso de un solo bastón.

En el siglo XX el austriaco Hannes Scheneider fundó la primera escuela de esquí e introdujo el viraje en cuña y el stem, dando lugar a la aparición de esquís con fijaciones que sujetaban todo el pie, es decir, las actuales, dando origen a la aparición del esquí alpino.

La evolución de la técnica y los materiales ha sido, desde entonces, asombrosa. Hoy en día los esquís carving suponen una auténtica revolución para deslizarse por la nieve.